Enfermedad de Parkinson: Un trastorno neurológico de causa desconocida

 

Descripción general

La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo del sistema nervioso central, de origen desconocido. Su rasgo principal es el temblor en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula y la cabeza, junto con rigidez de las extremidades y el tronco, lentitud en los movimientos y deterioro del equilibrio.

Este trastorno suele empezar en la sexta década de la vida y su prevalencia aumenta con la edad, es algo más frecuente en hombres que en mujeres; lo padece alrededor del 1% de la población mayor de 60 años, y es una enfermedad crónica y progresiva que hasta los conocimientos actuales no tiene cura. 


Causas

Se ha establecido que la enfermedad de Parkinson es el resultado de una combinación de predisposición genética y exposición a uno o más factores ambientales que la desencadenan.

Este padecimiento ocurre en el momento en que las neuronas de la sustancia negra (estructura cerebral perteneciente a los ganglios basales, que está relacionada con el movimiento), mueren o se lesionan.

Normalmente, estás neuronas producen dopamina, una especie de mensajero químico, responsable de transmitir señales entre la sustancia negra y el cuerpo estriado (estructura que forman parte del cerebro anterior), para producir movimientos sutiles.

La pérdida de dopamina origina patrones anormales de activación nerviosa en el cerebro, lo que provoca deterioro del movimiento. Cuando se desarrollan los síntomas, muchos de los pacientes aquejados de este trastorno, ya han perdido más del 60% de las células encargadas de la elaboración de dopamina en la sustancia negra. 


Síntomas

Este trastorno también se conoce con el nombre de parálisis agitante o parkinsonismo idiopático y está encasillado dentro del grupo de las enfermedades conocidas como trastornos del movimiento. Los síntomas más importantes que etiquetan a la enfermedad de Parkinson son: temblor en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula y la cabeza.

El temblor desparece por lo regular durante el sueño o aminora con el movimiento voluntario o consciente. Otros síntomas incluyen: 


  • Rigidez de las extremidades y el tronco: La rigidez se vuelve evidente en el momento que otra persona intenta mover un brazo del paciente; el brazo se moverá con movimientos cortos y con espasmos que se conocen con el nombre de rigidez de “rueda dentada”.
  • Bradicinesia, es decir, lentitud en los movimientos: El enfermo no puede llevar a cabo de manera rápida movimientos rutinarios. Las actividades que antes se realizaban con rapidez y facilidad, como asearse y vestirse, pueden tomar varias horas.
  • Inestabilidad postural y deterioro del equilibrio: Esto hace que los enfermos se caigan con mucha facilidad. Los pacientes con enfermedad de Parkinson pueden adquirir una postura encorvada en la que la cabeza está inclinada y los hombros caídos. 
 

Evolución de los síntomas

Los síntomas iniciales de la enfermedad de Parkinson son leves y se van estableciendo de manera gradual. Los enfermos aquejados por este trastorno pueden sentir temblores leves o presentar dificultad para levantarse de una silla; pueden notar que hablan muy suavemente o que al escribir la letra es pequeña; pierden la continuidad de una palabra o un pensamiento; los pacientes pueden sentirse cansados, irritados o deprimidos sin una causa aparente.

Casi siempre, los familiares del paciente son los primeros en notar los cambios. Así, pueden ver que el rostro del enfermo no tiene expresión y animación, o que no mueven con normalidad un brazo o una pierna; además de esto, notan que el paciente parece estar rígido, inestable o inusualmente lento.

A medida que la enfermedad progresa, el temblor puede interferir con las actividades diarias. Los pacientes pueden tener dificultad para sostener de manera firme los utensilios o pueden notar que el temblor torna muy difícil, por ejemplo, leer un periódico. Es el temblor lo que lleva al paciente a buscar ayuda médica. Junto con todo este complejo sintomático también se asocian: 


  • Depresión, cambios emocionales como temor, inseguridad, irritabilidad, pesimismo.
  • Dificultad para masticar y deglutir: Los músculos de la masticación y de la deglución pueden deteriorarse en etapas avanzadas de la enfermedad, en cuyo caso los alimentos y la saliva podrían acumularse en la boca y en el fondo de la garganta, lo que puede traer como consecuencia babeos y ahogos.
  • Cambios en el habla: Casi la mitad de los pacientes pueden hablar muy delicadamente o con voz monótona, dudar antes de expresarse, arrastrar o repetir las palabras, o hablar demasiado rápido.
  • Trastornos urinarios o estreñimiento: Debido al mal funcionamiento del sistema nervioso autónomo, responsable de la regulación de la actividad del músculo liso (presente en mayor medida en el tubo digestivo).
  • Alteraciones a nivel de la piel: A nivel de la cara, la piel se torna grasosa, sobre todo en la frente, los lados de la nariz y la piel cabelluda; en otros casos, la piel puede lucir muy seca.
  • Trastornos del sueño: El paciente tiene dificultad para conciliar el sueño, o tener pesadillas y sueños emotivos, y somnolencia durante todo el día.
  • Demencia y problemas cognitivos: Se pueden presentar alteraciones de la memoria y pensamiento lento. 
 

Diagnóstico

Hasta el momento no existen estudios de laboratorio o imágenes para diagnosticar la enfermedad de Parkinson. Debido a lo anteriormente manifestado, el diagnóstico está basado en la historia clínica y el examen neurológico. El médico especialista (Neurólogo), necesitará observar al enfermo durante algún tiempo hasta que la sintomatología se establezca.

El diagnóstico de la enfermedad, se apoya en la detección de la tríada característica de: temblor-rigidez-bradicinesia. La enfermedad de Parkinson es la forma más frecuente de parkinsonismo, nombre con se conoce a un grupo de trastornos con características y síntomas similares. 


Tratamiento

La enfermedad de Parkinson es un padecimiento incurable y degenerativo, que deteriora la calidad de vida del individuo, por lo que el tratamiento está dirigido a mejorar o mantener la actividad del paciente.

Inicialmente se utiliza el fármaco levodopa para el control de los síntomas, aunque alguno de estos síntomas no responden de la misma manera al medicamento. La bradicinesia y la rigidez suelen ser los síntomas en los que mejor ayuda brinda la levodopa.

Los trastornos relacionados con el equilibrio y otras alteraciones no motoras, no se alivian de ninguna forma. Debido a los efectos secundarios de la levodopa, ésta se debe administrar de manera conjunta con carbidopa o con benserazida, para evitarlos o prevenir su aparición.

Conforme avanza la enfermedad, la efectividad de la levodopa va disminuyendo por lo que deben agregarse otros fármacos como los agonistas dopaminérgicos (bromocriptina, apomorfina, pramipexol, ropinirol). 


Tratamiento de síntomas no motores

Trastornos como la depresión y ansiedad que acompañan a la enfermedad de Parkinson, pueden ser tratados con fármacos antidepresivos como la fluoxetina o la amitriptilina para la depresión y el alprazolam, que se lo utiliza para el control de la ansiedad. 


Pronóstico

Aunque se considera que la enfermedad de Parkinson no es mortal, su evolución es inexorable y empeora con el tiempo. A pesar de lo anteriormente expuesto, la expectativa de vida promedio de un enfermo con este trastorno, suele ser igual a la de una persona que no lo padece. En estados avanzados del padecimiento, se pueden producir complicaciones como neumonía y caídas que pueden provocar la muerte.

Dr. William Bonifaz B.
Doctor en Medicina y Cirugía
Reg. Prof. 9871 
 

Referencias













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